PARTE IV 

EL MONOLITO DEL CERRO PILAN: “EL BRUJO”


Por JOSÉ LUIS CARLIN RUIZ


Esa mañana no se hablaba de otra cosa más que de lo que había pasado la noche anterior. 
En una esquina, un grupo de muchachos comentaban: – ¡Sonaba durísimo¡  parecía que el cerro se venía abajo…–Pero lo extraño es que eran rayos pero no había lluvia–, decía otro. –Seguro que han sido los ovnis–. ¿Tú crees en esas cosas? –Respondía otro.

En la tiendita igual, el mismo tema de conversación –Hay comadre que “fello” susto-. Todas las mujeres  que estaban ahí hablaban al mismo tiempo, ni se les podía entender. – ¡Churre ven pa’ca, vaya a ser cosa que pase otra vez…!. Los niños cogidos de sus mamás ni siquiera tenían ganas de ir a jugar.


Ya eran como las diez de la mañana, entonces vieron venir a Don Ismael, jalando al burro que traía sobre su lomo a un joven aparentemente desmayado. Mily, Ana y Paty venían llorando casi en silencio. Don Ismael venia pálido.


Un grupo de gente corrió hacia ellos. –¿Vienen del cerro Don Ismael?. Don Ismael no pronunció palabra alguna, caminaba como muy cansado. Paulo y Xavier, marcaban incansablemente el celular, pero parecía que no “entraban las llamadas”. Mark pidió a la gente que los dejen avanzar y que les traigan agua.


Casi a la altura de la capilla, Don Ismael se desvaneció. Las mujeres gritaban y los churres corrían asustados.

– ¡pa’ mí que se le ha “pegau” el susto ¡ gritaba Doña Juana, con un rosario en la mano. ¡Ave Mariya! ¡Pa’ que suben sabiendo que el cerro está “encantau”. Los gritos de miedo, de sorpresa y acusaciones venían de todo lado.


Pusieron a Don Ismael en la acera de la capilla y a Julián también. Don Ismael abrió los ojazos y trataba de decir algo, pero las palabras se le quedaban en la garganta, estaba bien pálido y frio. – ¡Llévenlo a Morropón, a la posta! Gritaba uno, ¡A Chulucanas¡ ¡den aire!, ¡den aire!– Gritaba otro. Hasta que, en el tumulto y la confusión, se acercó un anciano y muy seguro de sí mismo, les dijo: –Que no les ponga la mano ningún médico, los matan ahí mismito, eso es susto, susto fuertísimo…


Ana lloraba desesperada pidiendo que llamen a un doctor o los lleven a que los atiendan. Pero el anciano, ajustándose el sombrero volvió a decir: –el cerro los han “encantau”, y ahí mismo los tienen que curar–…

Doña Luz, abriéndose paso entre todos, dijo: –Si, el mayor tiene razón, ese susto solo lo puede sacar el “brujo”. ¡¡¡Santísima madre de Dios!!!... se persignó Doña Petronila,  -no lo mencione Doña Luz, que hasta “escalosfrios” me dan -  Todos hicieron silencio y miraban asustados a Doña Luz. –Pero y –¿quién los lleva?, decía uno. Los más jóvenes se hicieron a un lado como no queriendo comprometerse a nada. El anciano entonces llamó a un muchacho que se había quedado atrás. –¡Oye Ernesto tú conoces el camino! Tendrás que llevarlos. Ernesto votó el cigarrillo que aún estaba a la mitad. – Pero Pa’ ahorita estamos ocupaos, quien los manda a que se suban. – Muchacho no me desobedezcas o acaso quieres que vaya yo.


Mark entonces pidió que le expliquen lo que estaba pasando. Doña Luz entonces le dijo: – a tu amigo lo ha cogido el cerro, y si no lo llevan se les muere, igualito Don Ismael!.. – ¡Pero como los van a llevar si ni caminar pueden¡–. No hay otra manera de salvarlos, tienen que llevarlos, dijo el anciano– ¿Quiénes van a ir? pregunto Ernesto.

José, amigo de Ernesto, grito desde atrás: – ¡Yo voy! Mark sintió curiosidad y le pidió a Paulo para ir. ¬Xavier tú te quedas. Mili pidió ir con ellos, pero José advirtió que era peligroso.


Entonces, el anciano pidió que abrieran la capilla. – los demás deben permanecer aquí, hasta que vuelvan. Corrieron a pedir la llave. Algunas mujeres se persignaban – Ave María qué “fello”, primera vez que veo esto…- ya ha “pasau” comadre que no se acuerda de la historia de Juanito…


Entonces entraron a la capilla y el anciano pidió que mientras estén ahí los cubran con mantas de color oscuro. José, miró a Mark y a Paulo y les dijo: - Vamos de una vez, antes que se haga más tarde, para llegar a él, tenemos que ir por el camino correcto y llegar antes del anochecer, les advierto, no importa cuánto ruido escuchen, no miren atrás.


Paulo, entonces retrocedió y le dijo a Mark, -Mejor me quedo. Entones Mark algo molesto le contestó –No seas cobarde hombre, hazlo por Julián, debemos regresarlo sano y salvo.

-Nos llevaremos el burro de Don Ismael - Pusieron entonces sobre el las mochilas con agua y otras cosas. Ernesto cargó sobre su espalda a Don Ismael, mientras que José a Julián; Doña Luz se acercó a Ernesto y le dio algo envuelto en una tela negra. –cuando llegues a él, entrégale esto, pero no se te ocurra abrirlo en el camino. –Pónganlo en mi mochila–, contestó Ernesto, acomodando a Don Ismael para que no se caiga.


Partieron entonces, entre el llanto de Ana, de Mily y de Paty, mientras Xavier se dejaba caer en un rincón, no querían que sus compañeros vayan. Pero Mark se sentía muy responsable de la salud de Julián. 


Ya eran casi la una de la tarde, la gente se retiró a sus casas. –Ya se hizo tardísimo, comadre no demora en llegar mi marido y nadita he “cocinau” – Las mujeres salían apuradísimas jalando a sus churres. –por estar en el chisme comadrita– decía otra mientras cogía su bolsa con el arroz que había comprado antes. Mientras el grupo avanzaba rápidamente de retorno al cerro en busca del brujo.


Paulo, reconoció el camino, llegaron hasta la cueva donde vieron a esa cabra negra que salió corriendo. Ataron el burro y revisaron las mochilas. El miedo lo ganaba a Paulo, entonces José, le dijo –No demuestre miedo amigo, ¡póngase macho¡, que el cerro huele el miedo. Mark palmeteó a Paulo, como dándole valor. Paulo y Mark pensaban que seguirían el mismo camino, pero de pronto no sabían si se habían distraído o es que entraron a la cueva, pero el paisaje se veía distinto.

Ya eran las cuatro de la tarde. Paulo se extrañó, –¿tanto hemos caminado? Me siento muy cansado–. Es la altura le contesto Ernesto. Ciertamente habían subido ya buena parte del Pilán pero por un camino muy distinto al que ellos usaron en su visita anterior. Mark, sentía que por más que caminaban no avanzaban. Paulo entonces exclamó: - ¡Alguien nos sigue¡, escucharon? - Ernesto se apuró en contestar –¡No mires atrás! ¡Sigue!  – a Paulo se le enredaban las piernas. Entre el monte vio algo que se movía, –¿es un puma?, Shhh, contestó José, –no hagas ruido– y continuaron el camino.


Ernesto al rato, les dijo –hay que descansar–. Siéntense en círculo. Se sentaron y pusieron las cosas a sus pies. En el centro dejaron a Don Ismael y a Julián, cubiertos con unas mantas negras. Julián despertó, abrió apenas los ojos y balbuceaba algunas palabras que no se le entendían.


Ernesto empezó a hablar: – el brujo es muy poderoso, el vigila el Pilán, el habla con ellos… se convierte en lo que él quiera, en pájaro, en puma, en lechuza, en león, cualquier forma que a él le dé la gana, a veces baja al pueblo convertido en anciano o anciana, pobre de ti si lo miras a los ojos. Luego encogiendo los hombros continuó:  – shhhh, nos vigila, él sabe quién viene a buscarlo. Hubo una vez, alguien  que quiso subir a matarlo, pero él lo vio venir, y entonces el brujo se convirtió en un gigantesco puma y lo descuartizó, al otro día los gallinazos revoleteaban el cerro para comerse sus restos…su sombra va detrás de quien viene a pedir sus favores–. Mark interrumpió: – o sea ¿viene tras de nosotros?, si dijo José, por eso no se te ocurra mirar atrás, solo camina–, José continuó: –Dicen que cuando le gusta una mujer la hace venir al cerro y la encanta y la deja para toda su vida, mi abuela me contó que el brujo es inmortal, que desde que llegó nunca se ha ido, ni se irá–.


Paulo, no se atrevía a mirar alrededor. Ernesto entonces abrió su mochila y Paulo pudo ver que ese bulto que le dio Doña Luz, parecía moverse. ¿Qué eso que llevas ahí? –no sé, Doña Luz me dijo que no lo abriera. Pero se está moviendo dijo Paulo. Mark se asomó y dijo: -Es tu idea, esa cosa no se mueve. De pronto Mark, sentía que lo llamaban. –¡Hey! escuchan, están diciendo mi nombre, escucharon pasos detrás de ellos. Ya había oscurecido. Había un extraño y fuerte olor a flores a perfume, a hierbas.

Al rato los pasos se hacían cada vez más claros y como que ciertamente, se escuchaban voces. Se pusieron de pie rápidamente, los arbustos se movieron, Ernesto incluso retrocedió, cogiendo su machete. Tres sombras aparecieron. ¡¡¡Mierda!!!  grito José.


Mark sentía que el corazón se le salía del susto, y Paulo, estaba tan blanco y con los ojos desorbitados.

–Tranquilos muchachos– se escuchó una voz. Mark apunto con la linterna y en realidad eran dos hombres acompañando a una señora, todos venían cubiertos con mantas y colchas. –¿Vienen de donde el maestro? preguntó José. –sí, así es. Hay gente allá arriba–.


La mujer los miró y se cubrió el rostro, Continuaron su camino, mientras Mark soltaba una carcajada de evidente nerviosismo. ¡carajo que susto!...

-Bueno sigamos el camino, ya no falta mucho. Paulo, llevado por la curiosidad metió las manos a la mochila de Ernesto, quería saber que era lo que le entregó Doña Luz, al tocarlo, sintió que una mano fría y descarnada lo cogía, un escalofrió recorrió su cuerpo, dejando salir un grito desgarrador. Los demás no habían reaccionado cuando lo vieron correr cuesta abajo. ¡Paulo! ¡Paulo!, gritaba Mark, ¡regresa! Ernesto y José se miraban sin saber qué hacer. Mark lo quiso seguir pero Ernesto lo detuvo.


José entonces dijo, lo voy a buscar, continúen yo los alcanzo, poniendo a Julián sobre el burro, que se mostraba cada vez más inquieto. ¡Sooooo burro!!! Gritó Ernesto.  Mark, no quería seguir el camino sin Paulo. Pero Ernesto le hizo recordar que la vida de su amigo y la de Don Ismael estaban en peligro –No te preocupes, José conoce muy bien estos caminos, lo traerá de vuelta. Con mucha desconfianza Mark continuó arreando al burro.


Con las linternas encendidas avanzaron. El camino se hacía más difícil, Mark se sentía agotadísimo. De pronto llegaron a una zona un tanto descampada. –Detente– le dijo Ernesto a Mark. A unos metros de ellos había alguien todo cubierto, era alguien corpulento, de por lo menos dos metros de estatura, su respiración se escuchaba y se sentía aun en la distancia, algo negro, más oscuro que la misma noche, lo cubría desde la cabeza a los pies

-No lo mires-susurró Ernesto. ¿Él es el brujo?, balbuceó Mark. Había alrededor un silencio sepulcral, ni siquiera el viento se atrevía a cruzar, el cielo esta oscurísimo. Mark, sentía que el suelo se movía, como si cientos de hormigas negras corrían bajo sus pies, Ni cuenta se había dado que tenía apretadísimo el brazo de Ernesto. El burro se inquietó casi dejando caer a Julián. 

- ¡Suéltame carajo!, no muestres temor– Dijo Ernesto. Sin embargo, Mark lejos de perder el miedo quiso salir corriendo, la presencia de ese ser frente a ellos, le revolvía las entrañas. De pronto el terrible silencio se interrumpió, por una voz casi gutural: –¡Sicanñi!.


Ernesto entonces saco de su mochila lo que Doña Luz le había entregado y sin mirarle a los ojos se acercó extendiendo sus manos. El brujo lo recibió e inmediatamente lo abrió. Mark de reojo trataba de mirar que era, le pareció ver un cráneo o tal vez era un “huaco”, no se podía distinguir, el brujo dejando ver una infernal sonrisa apreció el obsequio. Mark pudo ver sus ojos amarillentos, como si fueran de un reptil.


El momento fue interrumpido por el ulular de unas lechuzas que surcaron el cielo, volando por encima de ellos. Mark se tiró al suelo, temblando de miedo. El brujo les dio la espalda y avanzó arrastrando la pesada tela que lo cubría. Ernesto, sin dejar caer a Don Ismael, levantó a Mark y fueron tras el “brujo”.


Cruzaron por unos imponentes árboles, que entre las sombras parecían humanos gigantes. Luego entraron a una vieja casa con paredes de quincha y techo de tejas. Unos mechones humeantes  iluminaban la entrada. Había tres o cuatro personas más, sentadas en unas bancas de madera. Una mujer anciana les indicó el lugar donde deberían dejar a Julián y a Don Ismael, luego los invitó a sentarse. Al parecer era como la asistente. Ernesto escuchó que el brujo le susurraba algo a la mujer. Entonces ella le preguntó –Dice que como está tu padre. Muy extrañado Ernesto contesto- Si, si…. está muy bien. El brujo volvió a susurrar. –El maestro dice que le adviertas que no vaya a hacer negocios con su compadre. No tiene buenas intenciones. – Muy confundido Ernesto contestó. – está bien, se lo diré en cuanto baje–.


Mark, no comprendía nada, solo quería salir de ese lugar y encontrarse con su amigo Paulo. La mujer volvió a dirigirse a ellos –Ya lo encontró, está a salvo y lo trae de regreso.


Mark miraba aun con más asombro a Ernesto, quien le hizo señas de que se tranquilice.

Mark, vio que sobre la mesa había palos, velas encendidas, cráneos, unos huacos, botellas y muchas cosas más. Le llamó la atención ver imágenes religiosas. Quiso mirar el rostro del brujo, pero extrañamente las sombras no le dejaban ver.

La demás personas permanecían en silencio, estaban como adormitados.


Afuera las lechuzas seguían revoleteando. De pronto el silencio volvió.

-Cuchuc yor! ¡ñangru! ¡Chupuchup! Cuiar ñap! ¡ñususchu! ¡Yacu!!allpa!

Mark, casi susurrando le pregunto a Ernesto -¡sabes lo que esta diciendo? Ernesto casi amenazante le respondió ¡silencio!, está llamando a las fuerzas del cerro…

En el terrible silencio se escuchaba que pronunciaba algunas palabras totalmente desconocidas las mismas que la anciana parecía traducirlas.

–Hay mucho dolor aquí–, señalando a una de las personas, de pronto una de ellas empezó a sollozar.

La mujer que asistía al brujo, volvió a decir. –El Pilán te acoge, el Pilán te dará la salud.

El brujo entonces dijo: –Unuc–, la mujer acercó a una de esas personas una vasija: -bebe esto…


Continuaba ese extraño ritual ante los atónitos ojos de Mark. Entonces el brujo siguió, al parecer diciendo plegarias, o sabe Dios que, se acercó a los cuerpos de Don Ismael y de Julián, escupía al aire, algo que olía a aguardiente, a “cañazo”, agitaba esas varas de madera, esparcía perfumes, decía palabras que no se entendían. La anciana entonces dijo: –El que viene trae algo que no es de él, el cerro lo reclama y tiene que devolverlo, de lo contrario ellos morirán– 


Mark y el mismo Ernesto no entendieron nada; en efecto, al rato llegó José trayendo a Paulo, quien venía arrastrando una pierna, al correr había caído y se había herido la pierna derecha. La mujer entonces se acercó a Paulo y le dijo: –tienes que devolverlo…– Paulo, cansado balbuceó: -¡entregar que¡ -aquello que no te pertenece– dijo la anciana, señalando uno de sus bolsillos. Paulo muy asustado y sin comprender nada se metió la mano al bolsillo y sacó una pieza de metal, al parecer era oro puro, una especie de cuchillo pequeño parecido a un “tumi”. Mark, le preguntó –¿de dónde sacaste eso? Paulo, aun confundido, dijo –lo tome de las cosas del guía–. De Don Ismael, contestó José, seguro lo encontró mientras subían. 


Efectivamente, Don Ismael había recogido ese objeto en la entrada de la cueva, ahí donde vieron a la cabra negra.

La mujer tomó la pieza y la entregó al brujo. Afuera de la choza, el viento soplaba fuerte. Las lechuzas gritaban y el brujo pronunciaba algunas palabras. La mujer alcanzó una pequeña vasija de barro a Ernesto y le hizo una seña. Ernesto entonces acercó su nariz y absorbió el líquido que contenía, luego se la dio a José y este a Mark, - Toma tienes que “singar”. Mark, contesto- ¿singar? ¿qué es eso? José sonrió y le mostró como hacerlo. Mark, al primer intento se ahogó arrojando el líquido al suelo. La mujer muy molesta le alcanzó más líquido, –¡mierda¡, gritó Mark al rato, creo que me estoy mareando. Entrando en un estado de enajenación. El brujo salió del lugar ocultando su rostro y llevando consigo aquella pieza que devolvió Paulo, que para ese rato yacía inconsciente.


Don Ismael había despertado, pero apenas si podía hablar, mientras Julián permanecía pálido con los ojos bien abiertos y la mirada perdida, mudo.


Afuera el brujo gritaba palabras que ellos no entendían, un relámpago iluminó todo el lugar, Paulo, despertó mirando atónito a todo lado. Mark retrocedió asustadísimo, pues con la luz vio cientos de rostros cadavéricos en todo el lugar. Parecía que hubiera fantasmas en las paredes, en el techo rostros horribles, en un rincón había alguien que los miraba directo a los ojos, de pronto la anciana se veía como una joven mujer, muy hermosa, ojos verdes, pelo rubio, las tres personas que también participaban del ritual se veían como seres deformes, horribles, no sé de dónde venía una música chamánica, parecían tambores, parecían campanas, se sentían fuertes olores a flores, a hierbas Ernesto y José permanecían quietos, inmóviles. 

Los objetos sobre la mesa cobraban vida. De repente entraron atravesando la puerta cerrada dos figuras casi humanas, vestidos de blanco resplandeciente, sus ojos eran amarillos, se acercaron hasta donde estaba Julián y Don Ismael. Todo era confuso, todo era perturbador, todo era real o producto de la imaginación o efecto tal vez, de los brebajes que habían “singado”.


Un nuevo relámpago iluminó todo, pero lo extraño que era una luz verde, tres veces seguidas se iluminó el lugar, mientras que el suelo parecía temblar, las tejas del techo vibraban, la vieja puerta se abrió sola y se cerró de golpe, a lo lejos se escuchaban ruidos metálicos, la luz de los candiles y de las velas se apagó. 


De pronto todo volvió a la calma, la anciana encendió los candiles y el brujo empujando la puerta entró, sin dejarse ver el rostro. Se sentó sobre un taburete, diciendo cosas, agitaba fuertemente una vara, como si golpeara a alguien o a algo, la anciana esparcía perfumes y de pronto el brujo hizo silencio. Paulo y Mark respiraban tan fuerte como podían, sentían que la vida se les terminaba.  Las otras personas que también participaban del ritual, estaban también asustadísimas. –Ya terminó– habló la anciana. – ¡Ya nos podemos ir¡, exclamó uno de ellos. La anciana les dijo – deben quedare y esperar a que amanezca, el cerro aun esta bravo.


Se quedaron de pronto tan dormidos y la noche avanzó sin que se dieran cuenta. De pronto ya se dejaban ver los primeros rayos del sol, Julián fue el primero en despertar, estaba espantadísimo y pálido aun, confundido corrió a despertar a Mark y a Paulo. Don Ismael se despertó y se sentó sobre la vieja tarima, Ernesto y José despertaron también. Ya no había nadie más en ese lugar. –¿Dónde estamos? – preguntó Julián, – es una larga historia, dijo Paulo. Mark miró alrededor y ya no estaban los objetos que vio sobre la mesa la noche anterior, parecía una casa totalmente abandonada. –me duele la cabeza–dijo, es como si hubiera estado tomando toda la noche– Sacó una botella con agua de la mochila y bebió.


Se apresuraron en salir, vieron correr entre el monte a un venado. Todo estaba en calma, Don Ismael sigiloso desató al burro y comenzó a bajar, los demás lo seguían en silencio. 

Las aves revoloteaban de árbol en árbol, dejando escuchar su trinar. Luego, solo se escuchaban las hojas secas que al caminar el grupo pisaba. De pronto el lugar se llenó de sombras, como si entraran a un túnel. Don Ismael les dijo – caminen rápido y no toquen nada–. Al rato estaban ya fuera de la cueva, continuaron el camino sin descanso.


Don Ismael, preguntó –¿Quién le ayudó al brujo anoche? –Una anciana– dijo Paulo y Mark a la vez. –Mi papá me contaba, que esa anciana es una joven que se perdió hace muchísimo tiempo, vino con un grupo de amigos para subir al cerro y en el camino de regreso se perdió, la buscaron por todos lados, hasta que abandonaron la búsqueda creyendo que el cerro la había encantado…


Julián apuró el paso, casi corría, Mark y Paulo hicieron lo mismo. Ernesto y José soltaron una burlona carcajada y Don Ismael con el mismo palo que venía arreando al burro los golpeó – avancen también ustedes, antes que el cerro se ponga bravo–.

Eran casi las diez de la mañana, en el pueblo corrió la noticia que el grupo estaba de vuelta, Xavier, Ana, Mily y Patty salieron al encuentro, se abrazaron llorando. 


Doña Luz les esperaba ahí afuera de la capilla con un rosario en la mano, se arrodilló y se persignó. Ernesto abrazó a su papá y le dijo – Pa’ el maestro me dio un mensaje para usted, vamos a la casa, allá le cuento–.

Don Ismael mirando al cerro también se persignó, se subió al burro y despidiéndose de los jóvenes visitantes emprendió el camino a su casa.


JOSE LUIS CARLIN RUIZ, 2024


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MI MORROPÓN QUERIDO

(RAMON DOMINGUEZ SAAVEDRA)

Yo no voy a morir

Porque dios santo

Me puso lo negro

Al lado de afuera

Y el corazón

Me lo ha pintado blanco,

Por eso

No quiere que me muera

Y si me muero

Morropón querido

Después de muerto

Escucharas mi canto

Bien sabes Morropón

Te quiero tanto

Qué aun ni muerto

Te echaré al olvido

Tú me diste la vida

Con tu tierra y Dios me ha dado

El cariño de tus gentes,

El sol que alumbra

En tu pradera

Y la luna

Que iluminas nuestras mentes….

ORDENANZA MUNICIPAL Nº 003 /2007/CMM

Ordenanza Municipal que establece la obligación de entonar el Himno del Distrito de Morropón en todos los actos públicos oficiales, así como también su entonación a través de las Radio emisoras locales todos los días domingos y feriados ...

DATOS IMPORTANTES

HABITANTES: 14,421 (SEGÚN CENSO 2007)

POBLACION URBANA: 65.3%

POBLACION RURAL: 34.7%

4,472 HAB. CONFORMAN EL PEA DISTRITAL

2,721 HAB. CONFORMAN EL PEA AGROPECUARIA

4,368 VIVIENDAS

16 CASERÍOS Y 06 AAHH CONFORMAN LAS UNIDADES SOCIALES, ADEMAS DE 4 NUEVAS UNIDADES VECINALES

AGRADECIMIENTO

Porque Morropón merece esto y mucho más, continúo trabajando para que tod@s puedan conocer lo maravilloso que es nuestro pueblo, con sus defectos y virtudes como antes he escrito, Morropón es un "pedacito de cielo".

Quiero reconocer y rendir tributo a Pedro Alvarado Merino, a quien considero mi mentor, el que sembró en mi ese interés por descubrir Morropón, su cultura y sus encantos, al Profesor Kiko Sánchez, con quien siempre compartimos y me permite aprender parte de sus conocimientos solo con el fin de dar a conocer a nuestra querida tierra.

Agradezco a tod@s por sus buenas críticas y comentarios, aportes y sugerencias, por su cariño a esta tierra, su baile, sus paisajes y gastronomía.

Agradezco por haber hecho de este blog el punto on line de encuentro para tod@s quienes realmente amamos y añoramos la tierra que nos ha visto nacer o crecer...



ESCRIBEN SOBRE EL PILAN:

CUENTOS DE PIURA – EL ENCANTO DEL CERRO PILAN.

ARGUMENTO

CARLOS ESPINOZA LEÓN


“El tema de la obra gira alrededor de unos campesinos criadores de cabras y el encanto del cerro PILAN, hechizo creado por los antiguos moradores y trasmitido de generación en generación.

De estas historias de encantamientos de manadas de cabras, burros y también de arrieros y mujeres que se les veía cantar y caminar por el cerro en noches de luna llena, tenía atemorizados y llenos de supersticiones a los campesinos que trataban de no acercarse al cerro maldito.

Un hijo de un criandero desaparece al atardecer en medio de la polvareda que se levantaba al recogerse el ganado después de haber pasteado, conmoviendo a los moradores los que creyeron que el cerro lo había encantado.

El niño fue recogido casi al anochecer por un arriero que pasaba al pueblo de Olmos, y ante la dificultad de entregarlo a su familia lo llevó a vivir con él.

Siendo adolescente huye del lugar y trabaja como peón cerca a su lugar de origen pasando por una serie de peripecias, hasta que obtiene la mayoría de edad y es levado para el servicio militar. Al retornar contrae matrimonio, siendo finalmente encontrado por sus abuelos y progenitores después de veinticuatro años.

Esta es una obra costumbrista en la que se pueden advertir el modo de ser y obrar de los campesinos, al mismo tiempo que su lenguaje tan propio y pintoresco. En el fondo hay una denuncia y una protesta en donde el autor hace gala de una serie de descripciones magníficas de su tierra y de metáforas sencillas, pero que tienen la virtud de despertar el interés del lector.

A MORROPON

De: Enrique López Albújar


¡Ah, morropón, gran Morropón!

pueblo con el alma suicida,

el arrozal te da la vida

y el arrozal es tu blasón.

Mientras te afanas por vivir

y te debates miserable,

una guadaña inexorable

te va segando el porvenir.

Tu mayor mal, no es el patrón,

ni la cosecha que se pierde,

pues peor que el hambre, cuando muerde,

es el pantano morropón.

El hombre, al fin, es un mortal,

la tierra, al fin, es reducible;

pero el pantano es impasible,

porque impasible es lo fatal.

Sigue labrando con ardor,

pero al labrar piensen tus mozos

que en cada charco de tus rozos

acecha un diablo destructor.

Si en otros tiempos el puñal

tiñó de sangre tu alegría

y en cada fiesta un muerto había,

hoy mata más el arrozal

De que le sirve al sembrador

sembrar la vida que de el fluye,

si hay una garra que destruye

lo que ha sembrado con amor.

De que le sirve velar fiel

la madre al hijo, si una tumba

es cada cuna mientras zumba

en torno de ella el anofel.

¡Ah, morropón, gran Morropón!,

haz un prodigio ante este azote

y pon en ver tu vida a flote

un poco mas de corazón.

Tu siempre fuiste vertical

en todo trance ante el Señor,

y solo como labrador

te doblegaste al arrozal.

Pon menos alma al placer

y más ensueño en la cabeza

deja, si quieres tu grandeza,

puñal y copa, arpa y mujer.

¡Ah, morropón, gran Morropón!,

no te envanezca tu blasón

piensa más bien que el arrozal

es tu pecado original,

que está pidiendo redención.

EL DISTRITO DE MORROPÓN EN LA MANCOMUNIDAD

El DISTRITO DE MORROPON, integra ahora espacios geográficos que comparten una misma, con un potencial productivo y actividades económicas similares.

Esto permite que Morropón al igual que muchos otros distritos puedan acceder a proyectos integrales que solucionan gran parte de su problemática.

LAS MANCOMUNIDADES QUE INTEGRA MORROPON son:

LA MANCOMUNIDAD DEL CORREDOR ANDINO CENTRAL: conformada por los siguientes distritos: PACAIMPAPA, FRIAS, SANTO DOMINGO, CHALACO, YAMANGO, SANTA CATALINA DE MOSSA Y MORROPON.

La siguiente es LA MANCOMUNIDAD VICUS ALTO PIURA, integrada por CHULUCANAS, MORROPON, LA MATANZA Y BUENOS AIRES.

Asimismo integra corredores económicos en los que se trabaja por ejemplo el tema de las cadenas productivas, como es el caso del CORREDOR ECONOMICO CENTRO SUR integrado por SAN JUAN DE BIGOTE, SALITRAL, BUENOS AIRES Y MORROPON.

También forma parte de la SUB CUENCA LA GALLEGA integrada por: SANTA CATALINA DE MOSSA, SANTO DOMINGO Y MORROPON

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TODO EL CONTENIDO DE ESTE BLOG, TEXTOS E IMAGENES, SON NETAMENTE INFORMATIVO Y EDUCATIVO, PROPIEDAD DEL AUTOR, TODO EL CONTENIDO VIENE SIENDO REGISTRADO E IMPRESO PARA UNA FUTURA PUBLICACION ESCRITA , POR TANTO ESTA PROHIBIDO COPIAR TEXTOS E IMAGENES PARA FINES DE LUCRO, COMERCIALES U OTROS AFINES. EN EL CASO DE REQUERIR ALGUNA INFORMACION O IMAGEN PARA PUBLICAR CON FINES EDUCATIVOS POR FAVOR PUBLICAR LA FUENTE.

BIBLIOGRAFÍA

Para la elaboración del presente blog se ha consultado libros como: "HISTORIA Y CULTURA DE MORROPON", del Prof. PEDRO ALVARADO MERINO; "VOCES Y LETRAS DE MORROPON", del Prof. JUSTO FEDERICO SANCHEZ CRUZ"; REVISTA REGIONAL "EN LA MIRA" y "MORROPON 2007, CONOZCA NUESTRA TIERRA", ambas de: JOSE LUIS CARLIN RUIZ.

MAPAS: Edin Sullón Aranda

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