- agosto 29, 2017
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PARA MACHOS... YO!
CUENTO MORROPANO
(CULTURA POPULAR)
MANUEL ALVARADO MOLERO (MAÑUCO)
Mientras las nubes de nuestro
ande, se negaban a que los rayos del sol golpearan nuestra naturaleza, como
vientos alisios llegaron los rumores al serrano y arrogante pueblo de Chalaco,
que el Arzobispado había concedido la gracia de que la parroquia tuviera un
sacerdote estable, ya que antes era cada dos o más meses, la santas misas.
Nadie imaginaba que un anhelo de
muchos años se estaba haciendo realidad, pero… lamentablemente así como llego
el rumor, llegó también el perfil del curita, que dígase de paso no era nada de
agradable a la población; pues se decía que el santo cura era el gran
mujeriego, que tenía hijos, jugaba a los gallos, le encantaba el trago y el
baile, y por si acaso, andaba una calibre 44 sobre al cinto. Era amante al oro
y la plata especialmente le encantaban los de los milagritos que los fieles
dejaban sus santos.
Los rumores fueron creciendo,
viéndose el pueblo obligado a solicitar una asamblea en la casa comunal, bajo
la dirección de las máximas autoridades Don Plinio Arreategui López y el
maestro Fidel Alvarado López.
Luego de seis horas, de
discusiones en donde algunos apoyaban la visita del curita, pues no se podía
juzgar sin ver y los otros la gran mayoría que decía que ese curita era famosos
y que todo lo que de él se decía era cierto.
Don Plinio con la paciencia que
lo caracterizaba y luego de escuchar atentamente a sus paisanos, dio una
propuesta conciliadora, señalando que ya no podíamos decir que no queríamos
cura , porque en varios memoriales firmados por la población lo habían
solicitado, y que era una buena resolución la dada por el Arzobispado, por lo
tanto el problema es la persona del señor cura, quien tenía el diablo puesto
como espuela, por lo que propone dos opciones, 1 : buscar quien convenza al
curita para que por voluntad propia renuncie y la 2: viajar a Morropón para ver
si logramos cambiarlo con el cura de allá. Al final el pueblo dejo en manos de
Don Plinio y Don Fidel, con el apoyo máximo de la población, para que por
cualquier camino se convenza al curita para que no llegue a Chalaco.
Después de dos días las mulas de
don Plinio y don Fidel enrumbaron hacía el pueblo de Morropón donde ambos
tenían amigos y familiares para buscar contactos que logren su objetivo, el
primer en visitar fue al sargento Montoya, quien les facilitó una conversa con
doña Amelí Pedemonte, Doña Carmen Calderón , doña Rosa Gonzales y doña Carmen
Moscol que eran muy cercanas a la iglesia del Pueblo Morropano, lamentablemente
la conversa no dio resultado, en su búsqueda se reunieron también con doña
Ofelia Paz y el Dr. Baltazar Arámbulo; todo fue en vano nadie ponía las manos y
menos para cambiar a un párroco que aun no siendo muy santo había calado en la
mayoría de la gente y menos cambiarlo por uno desconocido.
Un poco desanimados y después de
dos días de gestión, se fueron en busca de un desayuno, al ingresar al
restaurant de doña Chepa Lamadrid, oh gran sorpresa, en una misma mesa
conversaban amenamente Don Juvenal Guarnizo de la Piedra el Toro y Don Tomás
Flores, grandes conocidos de los visitantes, fuertes abrazos y tres días de
aguardiente con gallinas hechas en caldo de parida, la pasaron de maravilla en
casa de Juvenal.
Muy tempranito Don Juvenal
mientras ejercitaba unos gallos que llevaría a pelear a Pacaipampa, contemplaba
las hermosas Yeguas que sus paisas usaban.
Buen día Juvenal, fueron las
palabras de Don Fidel y Plinio, a lo que amablemente don Juvenal invito :-
vengan muchachos ya está el desayuno-( se trataba de un rico majao de yuca, con
tortillas y café de olleta- ) Don Tomás había regresado la noche anterior, Ya
en la mesa Don Juvenal preguntó a sus amigos y de quien es la Yegua Pinta a lo
que Fidel le dijo: Mia y tuya hermano, -Yo quisiera que sea sólo mía , y cuanto
debo pagar, dijo Juvenal -a lo que Don Fidel replicó, : Mira Juvenal si tu
convences al cura para que no vaya a Chalaco, la Mula es tuya, (Pues en los
tres días de borrachera la conversa habría tratado este tema). Después de
rascarse la cabeza Don Juvenal, con seguridad acepto el reto.
Habían pasado cinco días y un
propio llegó a casa de Don Juvenal a informarle que el padrecito que va a
Chalaco ya está en Morropón, Don Juvenal mando a llamar a Tomas Flores para
pedirle de favor que acompañe al santo y dañao curita a su casa para invitarle
una rica amanecida de Pócima. Cerca de las 9 de la mañana estaban en piedra el
Toro El Curita, Un ayudante que Traía y Don Tomás, Una vez que el curita ya se
encontraba en casa de juvenal, se presentaron, hicieron amistad y cierto el
curita tomaba el cañazo como si fuera limonada. Después de algunas horas de
estadía don Juvenal arremetió de la siguiente manera:-Oiga Santo padre, le
quiero advertir algo y no lo vaya a tomar a mal, por aquí han pasado antes de
ud. Tres curitas y los tres han regresado con problemas sexuales-
-Jajajajajaja(se reía el cura)- de que problemas sexuales me hablas a mí, si yo
mismo soy – no mi querido Juvenal tú no me conoces, ¡ MACHOS YO¡ -Juvenal que
ya estaba en buenas amistades con su huésped, le replicó : No padre Ud no me ha
entendido , lo que le quiero decir es que volvieron maricones, y como escuche
buenos comentarios de Ud. con las mujeres sería una lástima que arriba lo
cambien como a sus colegas , ya el padre medio mareado le respondió a Juvenal
que insistía a que no suba porque le cambiaban el sexo en menos que cante un
gallo. - Mire mi gran amigo por lo que he visto a Ud. le gustan los gallos yo
le apuesto mi mejor gallo, el mejor de los giros del Perú, campeón de
campeones, a que al regresar, paso por aquí más hombre de lo que se imagina-
Era cierto el curita entre sus pertenencias llevaba en una jaba un hermoso
ejemplar gallo.
A las dos de la mañana salió
rumbo a chalaco en dos bestias el curita y su ayudante. Mientras que en Piedra
el toro se amanecían tomando don Tomas con don Juvenal, por supuesto
lamentándose de no haber podido regresar al padre Torres.
Tres horas de camino la neblina
no dejaba que el alba embellezca el lindo valle serrano,¡ sooo, sooo ¡-era la
voz del Padre que ordenaba a su ayudante y a las mulas parar y que le busque un
pedazo de papel , pues necesitaba hacer sus necesidades.
El Curita llevaba un montón de
envolturas, en una iba el té, en otras ajos, carne seca, etc, pero el ayudante
como aún no estaba claro, arrancó de una de las envolturas un trozo de papel
sin darse cuenta que era donde iba la pimienta es de grano que solo al
trascender ya pica.-Luego de haberse limpiado con el papel de la pimienta,
subieron a las mulas para continuar su camino, ya se empezaba a notar la
hermosa belleza embrujada del ande chalaco.
De repente el padre paro la mula
y volteó a lo que el ayudante le dijo: Que paso padrecito parece que se quiere regresar,-
a lo que el cura respondió: -Quiero no, me regreso, que pueblo para maldecido,
bien me dijo juvenal. – Pero que pasa padrecito ya estamos cerca al pueblo,
replicó el ayudante, - a lo que el Padre con voz fuerte, le dijo: -Tú obedece,
nos regresamos, que no ves qué ni siquiera llegamos al pueblo y ya se me pego
una picazón bien fuerte en el culo.
No hubieron más palabras, en la
tarde ya estaban en piedra el toro, pasando por casa de don Juvenal para
despedirse, le entregó la jaba con el hermoso gallo y le dijo:- ahí te dejo el
gallo y quiero que sepas que me regreso no por maricón sino por otros asuntos,
diles a los Chalacos que ya les enviaran un cura nuevo.
Juvenal ensilló su mula y junto a
su amigo Tomas enrumbaron a Chalaco, fueron recibidos con grandes agasajos y
una semana de juerga, de regreso no sólo la mula de don Fidel sino también la
de don Plinio, cargadas con muchos productos y dos latas de cañazo de ese que
sólo tomaban los buenos.
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